¿Y si no votan?

*La inmaculada percepción.

/ Vianey Esquinca /

Si hubiera alguna persona que decidiera no salir a votar el próximo 2 de junio, que prefiriera quedarse en la comodidad de su casa, no pasa nada, no hay ningún problema. Sólo se le pediría atentamente que al día siguiente no se queje o sorprenda que haya ganado una candidata bíblica como Rocío Nahle en Veracruz, que tiene más escrituras que la Biblia.

Si una persona vota, gana el derecho de quejarse sobre cómo se maneja el gobierno. Si no lo hace, técnicamente también, pero su queja cuenta tanto como un ‘me gusta’ en un meme. Votar es como elegir el menú en una boda: quizás las opciones no sean las mejores, pero, definitivamente es mejor escoger a que sea la suegra quien elija.

Ejercer el voto se vuelve indispensable para que no se imponga un ganador o ganadora y, aunque salga victorioso alguien por el que no se votó, al menos sentirá la tranquilidad de haber cumplido y utilizado el sagrado derecho constitucional del pataleo.

Ahora, si sale a votar, pero lo hace a ciegas dándole su voto al más popular, sólo recuerde lo que sucedió con Cuauhtémoc Blanco, que le jugó sucio a Morelos, permitió que el crimen organizado les metiera una goliza a los ciudadanos y cometió diversas faltas sin que le marcaran penal.

O si la gente decide dar su voto porque fueron beneficiados por un programa social, que no se olvide que por cada peso que recibieron, lo dejaron de recibir en salud y servicios, teniendo que gastar lo que les daban en las becas o apoyos en laboratorios o consultas privadas.

Antes de votar, la gente debe preguntarse, ¿estoy mejor o peor que antes?, ¿me siento más seguro?, ¿sólo he visto al candidato/a en redes sociales, pero, además de medio bailar, tiene alguna otra gracia? o, ¿representa la continuidad o el cambio?

Si sabiendo cómo gobierna un partido político en una entidad, un votante decide renovar la fe y confianza, será cómplice de lo que pase. Si en ese estado aumentaron la violencia, los homicidios o la pobreza se estarían haciendo un harakiri y ante eso, ni cómo ayudarlo. Por otro lado, si ha sido un buen gobierno, ¿para qué buscar un cambio de partido sólo para probar? La curiosidad mató al gato y también a miles de mexicanos.

Es importante votar masivamente para que no quede duda de la voluntad popular y que quien haya perdido piense mejor el tratar de arrebatar por la vía judicial lo que no consiguieron en las urnas. Además, le facilitaría la vida al INE, que no está en su mejor momento.

También se debe evitar anular el voto, se entiende que haya mucha desilusión y que en algunos sitios es votar por el menos incompetente lo cual no genera el mínimo deseo de levantarse de la cama, sin embargo, es una oportunidad para asegurar que, si algo va a salir mal, al menos que no sea por no haber intentado lo contrario.

Menos votos significan menos representatividad. Si alguien considera que los políticos no representan al pueblo ahora, que se esperen a ver qué pasa cuando un puñado de personas elija quién estará al mando. Si la situación que vive el país en este momento es sencillamente insoportable e insostenible, no votar es una manera excelente de asegurarte de que todo siga exactamente igual.

Las alianzas partidistas predominantes en el país: Morena-PT-PVEM y PAN-PRI-PRD han dado a conocer sus planes, nadie podrá decirse engañado ni esperar que cuando lleguen al poder cambien. Amigo, amiga, date cuenta, eso no sucederá. Una vez que gane un partido no habrá marcha atrás, se decidirá entre la continuidad de la 4T o un golpe de timón. Votar el próximo 2 de junio es la única opción para expresar el descontento, la simpatía o la resignación con el actual gobierno, porque serían seis años más de lo mismo.

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