Por: Luis Ramírez Baqueiro
“El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor.” – Confusio.
Con tremenda concentración masiva en el zócalo de la Ciudad de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador, pretende festejar la mitad de su sexenio.
A tres años de haber iniciado la denominada Cuarta Transformación, son muchas las diferencias entre esos dos Méxicos, entre esas dos realidades.
Por principio de cuentas, el presidente López Obrador incumplió su palabra de retornar a los cuarteles a las fuerzas armadas, por el contrario, extralimitó sus funciones, hasta convertirlas en el sostén gubernamental de todo su andamiaje administrativo y operativo.
Así las Fuerzas Armadas (Sedena, Semar, Guardia Nacional) intervienen en acciones de combate a la seguridad, vigilancia de las fronteras, así como en la planeación, el desarrollo, en la construcción de al menos los tres más grandes proyectos gubernamentales, principalmente en lo que será la Central Aeroportuaria de Santa Lucía –símil de una central camionera, solo que con aviones-, que vendrá a ser las funciones del nuevo aeropuerto internacional de la CDMX.
Esta medida, inclusive ha comenzado a ser condenada por gran parte de la sociedad y organizaciones no gubernamentales tanto nacionales, como extranjeras, que ven en la medida, el primer paso a la militarización del país. Algo que no ocurría desde tiempos de la Revolución Mexicana.
En paralelo, todos los indicadores globales, tanto en materia económica, competitividad, de justicia, del estado de derechos, combate a la corrupción dan a México escalas que lo ubican en un grave retroceso.
Nada por donde se observe resulta ser verdaderamente idóneo o esperado, las cifras macroeconómicas tienden de alfileres, pues el manejo de la economía logró alcanzar la mitad del sexenio gracias al impulso estabilizador que le impusieron al menos 25 años de manejo prudente y razonado de la política monetaria, fiscal, y de capital.
Pero pasado ese periodo, las consecuencias del despilfarro trasnochador de una regresión al estado keynesiano en tiempos de libre mercado, comienzan a dar visos de gravedad.
La inflación disparada y sólo contenida por el correcto manejo del Banco de México –autónomo, hasta ahora- pero en serio riesgo tras intentar volver a la práctica de quitarle al Banco Central su tarea y función fundamental.
El uso indiscriminado de las reservas financieras para cumplir con el deseo clientelar de regalar vía programas del Bienestar los recursos del pueblo de México, han comenzado a tener graves consecuencias, pues el nivel de endeudamiento público alcanzado por este Gobierno ya rebasa y por mucho lo solicitado por el ex presidente Peña Nieto. https://bit.ly/3xI8Lo4
Muy a pesar de que el Gobierno Transformador lo niegue.
El dogma transformador del combate a la inseguridad basado en “abrazos, no balazos” simplemente ha sido un rotundo y consumás fracaso, cuando el número de muertos rebasa ya los 100 mil mexicanos. https://politica.expansion.mx/mexico/2021/10/21/100-000-homicidios-confirman-tres-anos-de-violencia-inedita-con-amlo
Aunado a ello, el retroceso en la democracia mexicana, resultado de la presión constante del mandatario, por incidir mediante la descalificación a todo lo que sea oposición a sus designios, pone en serio riesgo las libertades políticas de los mexicanos, los que muchos, ni enterados están de ello.
A tres años de la 4T, México no es el mismo, claro que no, retrocesos en salud, economía, infraestructura, educación, turismo, agricultura, son apenas la muestra de que las muchas cosas que no marchan bien.
Muy a pesar de ello, la sociedad sigue fascinada con la manera en que el presidente les regala el dinero, sin jamás y nunca enseñarles el secreto de cómo generar riqueza, con base en el esfuerzo propio.
El cuento de esta triste realidad simplemente se cuenta solo.
Al tiempo.
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