Renuncia Bari Weiss, Directora de Opinión del New York Times por Bullying y Censura

* Twitter no dirige el NYT, pero de facto se ha convertido en el Editor en Jefe” dijo la periodista en su renuncia.

/Corresponsalía/

NY. 14 Julio 2020.- La Periodista Bari Weiss, quien fuese Directora de Opinión Editorial del prestigiado diario, New York Times, presentó su carta de renuncia este martes acusando acoso, bullying, censura y falta de pluralidad de opinión, en dicha casa noticiosa.

“Lecciones acerca de la importancia sobre entender a otros americanos, la necesidad de resistir actitudes de tribu y la centralidad del libre intercambio de ideas en una sociedad democrática, no han sido aprendidas”, lapidó la joven ahora ex directora.

“Un nuevo consenso ha emergido en la prensa, pero tal vez especialmente en ente medio (NYT), en el que La Verdad no es un proceso que se descubre de manera colectiva, sino una que conocen unos cuantos iluminados cuyo trabajo es informar –educar- a los demás”. Las palabras que emitió Bari son eco de un sentimiento que acusa a muchos supuestos defensores de la libertad y de la tolerancia, quienes recientemente han exhibido una conducta de intolerancia en contra de todos aquellos que no piensan u opinan exactamente igual que ellos.

La sección de opiniones de cualquier medio esta diseñada –o debiese – para permitir una participación plural de ideas que puedan o no estar en sintonía con la postura ideológica de los directivos o dueños del medio en cuestión en cuyo espacio protegen un bien tan importante como la libertad de expresión e ideas que enriquece a cualquier sociedad a través del contraste de conocimientos y experiencias.

En tanto que la sección noticiosa debe enfocarse y hacer un esfuerzo por presentar datos concretos para que el lector interprete con la mayor libertad y con el menor contenido subjetivo del autor. Ejemplo de esto es que en dicho periódico norte americano se han permitido históricamente Opiniones Editoriales de personajes tan controvertidos como el Sah de Irán en contra de Israel o de grupos guerrilleros.

La Directora Weiss dio espacio durante los años recientes a los disidentes y Cristianos de Hong Kong, a los disidentes venezolanos, a Ayaan Hirsi somalí atea y activista de origen musulmán que lucha en contra de la mutilación sexual, Zaina Arafat autora y periodista palestino-americana, al autor afro americano Tomas Chatterton y claro a muchos autores pro y vs Trump.

La periodista que se ha ubicado como una mujer de centro izquierda que promovió los derechos y participación de mujeres y de grupos marginados en las páginas del connotado medio norteamericano.

Destaca que pese a la tendencia editorial de medio y de la suya propia, ha permitido y promovido la participación plural en las páginas de las Op-Ed, incluso hablando del antisemitismo o del la violencia en contra de los musulmanes cometida por occidentales o por los propios musulmanes.

Sorprendió a muchos que su renuncia obedezca a una serie de acosos laborales y ataques personales originados en las filas ideológicas de los que supuestamente defienden las mismas causas que ella de manera efectiva a promovido desde la Dirección editorial del NYT.

“Twitter no dirige el NYT, pero de facto se ha convertido en el Editor en Jefe” dijo la periodista en su renuncia.

Hace un par de años el “Times”, como se conoce a ese periódico, había eliminado esa posición para “orientarse con los contenidos de las redes sociales” pero esto no dio resultado por lo que Bari fue llamada para dirigir el importante espacio de la organización.

Todo indica que la persona que reabrió las puertas a los autores de todo tipo de ideologías pero especialmente a los liberales, es acusada de ser contra liberal o retrograda y es orillada a renunciar por haber permitido hace un mes la publicación de una Opinión Editorial del Senador Conservador Tom Cotton, misma que fue muy criticada en redes sociales e incluso editada y después removida por la presión que generaron al interior y en su contra sus colegas más “liberales” que se inconformaron por lo que el senador escribió y ella aceptó publicar.

“He sido constantemente acosada, insultada y llamada, racista, nazi y mentirosa,” por mis compañeros de trabajo. La ética y conducta de la plataforma –Twitter- se han convertido en los propios del periódico”… “las historias son seleccionadas y descritas para satisfacer a esa pequeñísima audiencia”… “siempre pensé que el periodismo estaba a cargo de escribir la primera versión sin pulir de la Historia pero ahora parece que la propia Historia es algo efímero que debe moldearse para satisfacer una narrativa predeterminada”, el lugar se ha convertido en un “ambiente contra liberal” denunció”.

Además Weiss evidenció el Bullying y el acoso de la que ha sido Objeto: “ algunos compañeros insistieron en que yo debía dejar el periódico para que este fuese verdaderamente incluyente, mientras que otros ponían emojis con figuras de hachas junto a mi nombre acosándome e insultándome en Twitter sin temor a ser sancionados, lo que nunca sucede” acusó la Ejecutiva,

Bari, con amplias credenciales liberales pero en realidad con un comportamiento de respeto y tolerancia a la pluralidad, es decir de centro o centrista como ella misma se define en su renuncia, que garantiza un espacio para todos, especialmente para los que en un momento histórico o en una comunidad son menos populares como las minorías.

“Hay Términos para todo esto: discriminación hostil y acoso en el ambiente laboral”… “lo que está mal” y es ilegal insinuó. En la carta dirigida al dueño del periódico abundó “no entiendo como has tolerado este tipo de conductas en tu compañía, a la vista del equipo completo de trabajo y del público. Simplemente no puedo conciliar cómo tú y los líderes del periódico se queden parados, mientras simultáneamente en privado me reconocen por mi valor, pero presentarme a trabajar diariamente como centrista, en un periódico americano no debiese requerir valentía”.

“La autocensura se ha convertido en nuestra norma”… “el veneno en línea es tolerado en tanto sea dirigido a la persona correcta”… las reglas se aplican de manera selectiva, mientras que el trabajo de las personas que pertenecen a la ideología ortodoxa se respeta sin escrutinio, continuó en su carta… “ las Op-Eds que hubiesen sido publicadas hace dos años sin problemas, ahora pondrían al editor o al escritor en serios problemas sino es que podrían causar su despedido”, manifestó.

Esta renuncia se da ante una reciente y creciente ola de voces liberales que se han visto rebasadas por la nueva ola de extrema izquierda que está inundando las redes sociales de EUA y del mundo.

En años recientes las voces conservadoras de EUA se quejaban de ser censuradas –lo que antes sucedía con las voces liberales- pero ahora parece que la censura y el acoso alcanzó hasta las voces de los que apenas hace un año o dos eran modelos de progresismo y liberalismo, incluso autores reconocidos como Joanne Rowlling quien escribió el famoso Harry Potter o los promotores de la obra Hamilton de Disney, están siendo victimas de la extrema ideología que olvida sus aportaciones al liberalismo moderno, exigiéndoles ser totalitarios y absolutistas o sufrir las consecuencias por su “falta de liberalismo” como le sucedió a Bari Weiss

CARTA RENUNCIA

Bari Weiss
Estimado AG

Con tristeza les escribo para decirles que renuncio al New York Times. 

Me uní al periódico con gratitud y optimismo hace tres años. Fui contratado con el objetivo de traer voces que de otro modo no aparecerían en sus páginas: escritores por primera vez, centristas, conservadores y otros que naturalmente no pensarían en The Times como su hogar. La razón de este esfuerzo era clara: el hecho de que el periódico no anticipara el resultado de las elecciones de 2016 significaba que no tenía una idea clara del país que cubre. Dean Baquet y otros lo han admitido en varias ocasiones. La prioridad en opinión era ayudar a corregir esa deficiencia crítica.

Tuve el honor de ser parte de ese esfuerzo, dirigido por James Bennet. Estoy orgulloso de mi trabajo como escritora y como editora. Entre los que ayudé a traer a nuestras páginas: el disidente venezolano Wuilly Arteaga; la campeona iraní de ajedrez Dorsa Derakhshani; y el demócrata cristiano de Hong Kong, Derek Lam. También: Ayaan Hirsi Ali, Masih Alinejad, Zaina Arafat, Elna Baker, Rachael Denhollander, Matti Friedman, Nick Gillespie, Heather Heying, Randall Kennedy, Julius Kerin, Monica Lewinsky, Glenn Loury, Jesse Singal, Ali Soufan, Chloe Valdary, Thomas Chatterton Williams, Wesley Yang y muchos otros.

Pero las lecciones que deberían haber seguido a la elección, lecciones sobre la importancia de comprender a otros estadounidenses, la necesidad de resistir el tribalismo y la centralidad del libre intercambio de ideas para una sociedad democrática, no se han aprendido. En cambio, ha surgido un nuevo consenso en la prensa, pero quizás especialmente en este documento: esa verdad no es un proceso de descubrimiento colectivo, sino una ortodoxia ya conocida por unos pocos ilustrados cuyo trabajo es informar a todos los demás.

Twitter no está en la cabecera de The New York Times. Pero Twitter se ha convertido en su último editor. A medida que la ética y las costumbres de esa plataforma se han convertido en las del documento, el documento en sí se ha convertido cada vez más en una especie de espacio de rendimiento. Las historias se eligen y cuentan para satisfacer al público más limitado, en lugar de permitir que un público curioso lea sobre el mundo y luego saque sus propias conclusiones.

Siempre me enseñaron que los periodistas fueron acusados ​​de escribir el primer borrador de la historia. Ahora, la historia misma es una cosa efímera más moldeada para ajustarse a las necesidades de una narración predeterminada.

Mis propias incursiones en Wrongthink me han convertido en objeto de acoso constante por parte de colegas que no están de acuerdo con mis puntos de vista. Me han llamado nazi y racista. Aprendí a ignorar los comentarios sobre cómo estoy “escribiendo sobre los judíos otra vez”.

Varios colegas percibidos como amigos conmigo fueron acosados ​​por compañeros de trabajo. Mi trabajo y mi personaje se degradan abiertamente en los canales de Slack de toda la compañía, donde los editores de cabeceras intervienen regularmente. Allí, algunos compañeros de trabajo insisten en que tengo que erradicar para que esta compañía sea verdaderamente “inclusiva”, mientras que otros publican emojis de hacha al lado de mi nombre. Otros empleados del New York Times me difaman públicamente como mentirosa y fanática en Twitter, sin temor a que el acoso se encuentre con la acción adecuada. Ellos nunca lo son.

Hay términos para todo esto: discriminación ilegal, ambiente de trabajo hostil y despido constructivo. No soy una experta legal. Pero sé que esto está mal. 

No entiendo cómo ha permitido que este tipo de comportamiento continúe dentro de su empresa a la vista de todo el personal del periódico y el público. Y ciertamente no puedo entender cómo ustedes y otros líderes del Times, han estado a la par mientras simultáneamente me alaban en privado por mi coraje.

Inscribirse para trabajar como centrista en un periódico estadounidense no debería requerir valentía…

El texto completo de su renuncia está en su propia página www.bariweiss.com