Fallece William Hurt a los 71 años de edad

*Protagonizó ‘El beso de la mujer araña’ El primer personaje gay que ganó un Oscar.

13/02/2022/ El actor que ganara el Oscar por ‘El beso de la mujer araña ha muerto este domingo a los 71 años. Su carrera fue siempre a contracorriente, empeñado en dignificar una industria cada vez más infantilizada

Diferente, cabal, comprometido y completamente ajeno a su tiempo. William Hurt consiguió definir una década entera desde su absoluto compromiso con justo lo contrario de lo que significó precisamente su tiempo. Si el cine de los 80 se caracterizó, y así pasó a los anales de la nostalgia, por la feliz y descerebrada celebración del blockbuster, por la asunción tan trágica como irresponsable del fracaso de la revolución pretendida por el Nuevo Hollywood de Scorsese, Coppola y compañía, William Hurt no fue así. Él se mantuvo firme para recordarnos lo que pudo ser y finalmente no fue. Cada una de las películas que marcó a fuego su carrera estuvo ahí para dejar constancia de la posibilidad de lo distinto, de la certeza de lo sublime, de la rareza de lo único.

Este domingo William Hurt murió a los 71 años y su imagen permanece indeleble asociada al personaje excesivo y desangrado de Luis Molina en El beso de la mujer araña. A él, trabajo por el que ganó el Oscar, y al de Ned Racine en Fuego en el cuerpo. O al de Tom Grunick por Al filo de la noticia. Entre 1981 y 1988, entre el thriller algo más que sólo tórrido de Lawrence Kasdan junto a Kathleen Turner y su papel en El turista accidental, también de Kasdan y también con Turner en llamas, no hubo en Hollywood actor más contumaz en la desesperación y más amante del riesgo y de los caminos imposibles que él.

La Academia se lo reconoció nominándole de forma consecutiva en 1985, 1986 y 1987. Respectivamente, por la cinta de Héctor Babenco sobre la novela de Manuel Puig (la del Oscar), por el melodrama olvidable pese a todo Hijos de un dios menor,de Rada Haines, y por la citada Al filo de la noticia, de James L. Brooks. Tendrían que pasar años de silencio y de enclaustramiento voluntario (o menos) lejos del ruido que siempre evitó para volver a recuperarle en el inmenso actor de carácter que siempre fue y quiso ser. A. I. Inteligencia Artificial (2001), El bosque (2004) o El buen pastor (2006) son sólo algunos de sus mejores y contados reencuentros. En 2005, David Cronenberg contó con él para Una historia de violencia y la Academia no pudo por menos que rendirse de nuevo a la evidencia.

Hurt nació el 20 de marzo de 1950 en Washington, DC. Sus padres, que poco tenían que ver con el mundo cine, se separaron cuando él tenía 6 años. Asistió a la Universidad de Tufts, donde estudió teología, antes de mudarse a la academia Juilliard para dedicarse a su vocación casi sagrada con todas las consecuencias y contra todos los dictados de su época.

Pocos actores pueden presumir de empezar en el cine de manera más sorprendente, visceral y colérica. Y entre el aplauso unánime. Su primer papel en la pantalla grande fue como el protagonista del thriller de ciencia ficción de Ken Russell Un viaje alucinante al fondo de la mente. Quizá sus efectos especiales hayan cogido algo de polvo, pero su inapelable puesta en escena sigue siendo tan audaz como magnética. Hurt hace suyo el papel de científico que se desmorona con una claridad que bien podría ser una suerte de vaticinio existencial de todo lo que vendría después.

Cuando un año después se atrevió con Fuego en el cuerpo, su destino quedó sellado. Lacrado. De golpe, nadie como Hurt representaba la posibilidad casi olvidada de un Hollywood adulto en una industria infantilizada a marchas forzadas. A medio camino entre El sueño eterno y Perversidad, la película se las arregla para ser algo más que simplemente un noir. O a serlo hasta el agotamiento. Entre el calor, el sudor y la falta de aliento, la cinta se transforma en el perfecto termómetro de su tiempo. El tótem Reencuentro, siempre de Kasdan, y Gorky park, (de obligado visionado hoy en tiempos de guerra en Europa) marcarían el camino hacia su gran logro, su mayor creación, su inmortal beso de araña, convirtiéndose ya sí en la imagen irrenunciable de la década soñada, de la que puedo ser y no fue.

Y luego, al filo de los 90, cuando lo tenía todo, desapareció. «No quería que mi vida privada se convirtiera en un espectáculo», confesó Hurt al New York Times durante una entrevista de 1989. «Soy un hombre muy reservado, y tengo derecho a serlo. No entiendo que por el mero hecho de ser actor alguien te pueda robar el alma». Quizá fuera esa aversión a la fama o tal vez que simplemente el cine y Hollywood no daban más de sí incapaces de ofrecer lo que toda su generación ansiaba y no encontraba. Entre problemas personales y el alcohol renunció a trabajar en cintas como Parque Jurásico o Misery, y entre el alcohol y problemas personales se esfumó.

«Me encontraba mal y me sentía un miserable», reconocía al Washington Post tiempo después completado el periodo de rehabilitación. El William Hurt que murió ayer peleaba por volver. Y su rostro se dejó ver inlcuso como Thaddeus Ross en el universo Marvel, en las dos últimas entregas de los Vengadores, en Capitán América: Guerra Civil(2016) y hasta en la reciente Viuda negra (2021). Pero el William Hurt que no morirá jamás es el que fue lo contrario de todo, lo opuesto incluso a sí mismo.

“Es con gran tristeza que la familia Hurt llora la muerte de William Hurt, amado padre y ganador de un Oscar, el 13 de marzo de 2022, una semana antes de que cumpliese 72 años”, indicaron los familiares, que precisaron que falleció “de forma tranquila y por causas naturales”.

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