La autocrítica de Morena en voz de Gibrán

HORA LIBRE

Álvaro Belin Andrade

Acostumbrados a la ausencia absoluta de autocrítica en los líderes y seguidores de Morena en Veracruz (y, prácticamente, en todo el país), escuchar al muy joven aspirante a la dirigencia nacional de ese partido, Gibrán Ramírez Reyes, ha sido como descubrir que la inteligencia también tiene cupo en la denominada Cuarta Transformación, pese a que el politólogo ha sido capaz en la televisión nacional de defender causas absurdas.

Es, junto con el veterano Porfirio Muñoz Ledo, de los últimos aspirantes al cargo que hace tiempo buscan Mario Delgado Carrillo, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados; Yeidckol Polevnsky Gurwitz, exsecretaria general y expresidenta de Morena, y Alejandro Rojas Díaz Durán, suplente del senador Ricardo Monreal, aunque a este se le señala de haber perdido sus derechos como militantes.

Algunas encuestas lo colocan, pese a su novedad, en el segundo lugar en la preferencia, tras Mario Delgado, pero es el único de todos a quien puede señalarse con la marca de AMLO en la frente, pues el movimiento que encabezó el mandatario es el único que le ha visto militar en sus filas, desde antes de que la ‎actual secretaria del Trabajo, Luisa Alcalde Luján, como dirigente juvenil de Morena, le encomendara crear el comité de su partido en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Será el último de inscribirse ante el INE como candidato a la presidencia de Morena, lo que hará este martes 8 de septiembre, luego de concluir un apretado recorrido por tierra por las principales ciudades del país, entre las que Xalapa fue la número 15, luego de estar en Orizaba y el Puerto de Veracruz, no solo para reunirse con la prensa sino, principalmente, para sostener encuentros con integrantes de un partido que, según su apreciación, “se ha quedado en el pasmo y en la lucha burocrática”.

Morena lleva dos años perdidos en la burocracia

Para el político de 30 años, de pura cepa morenista, “llevamos dos años perdidos en el partido; en ese tiempo, el partido en lugar de convertirse en un apoyo, en un productor de programas para los gobiernos locales y estatales, en vez de convertirse en el generador de información, de ir a plataformas multimedia, (…) ha dejado de existir en los hechos”.

Y critica acremente a los demás candidatos, todos ellos provenientes de militancias disímbolas: “No ha habido en este tiempo una propuesta seria para el partido; nadie ha presentado qué va a hacer con el partido, un programa para sacarlo de ese marasmo. Mario Delgado, Bertha Luján, Yeidckol Pölevnsky, se han disputado quién lleva más tiempo apoyando al presidente, quién lo quiere más y hacia dónde hay más señales, pero no hay ni una sola palabra de qué es lo que se va a hacer con el partido. Entre las pocas cosas concretas que se han dicho ha sido que se van a cambiar los nombres de los comités, que es la única propuesta de Mario”.

Sabe que la inexistencia de Morena como partido puede hacer fracasar a la Cuarta Transformación, y por eso quiere dirigirlo, para recuperarlo: “El partido se puede quedar en un lance sexenal. Hemos caído en la deriva perredista, una organización que se ha cerrado, que se ha burocratizado. Hay un gran riesgo de que el partido sucumba a esa inercia”.

Y lamenta la falta de juego ideológico en su partido. “Hemos pasado a un momento en que la izquierda ha dejado de discutir ideas; si en la historia de la izquierda socialista llegaron a pasarse horas en deliberaciones sobre el uso de un término, ahora estamos en el extremo opuesto”.

Para convencer de su candidatura, Gibrán Ramírez propone la generación de un método confiable para tomar decisiones en materia de candidaturas, “no la lógica de facciones, de cuotas, y reparto de candidaturas”.

Y señala: “Mi candidatura es la candidatura de la base obradorista, no me interesa quedar bien con una jefatura política, no tengo jefe político, padrino, tribu o facción”.

Y algo que le ha faltado tanto al partido como el propio Presidente de la Reública y, más aún, al gobernador de Veracruz: “Morena debe reconstruir sus vínculos con la sociedad. Hemos pasado estos dos años hablando de consejo, de congreso, de quorum, de estatutos, de impugnaciones, y hemos dejado de hablar del pueblo y del país. Para ello propongo una coordinación nacional de diálogo permanente con movimientos sociales y sindicatos. Morena no puede ni debe cortar esos vínculos con movimientos y sindicatos que defienden causas y que pueden significar una fuente de candidaturas externas muy importante, en lugar de dárselas a chapulines. Morena se tiene que reconectar con la sociedad”.

Al también comentarista político, le parece que Morena “es una pata coja de este proceso [la cuarta transformación]. Mientras el presidente mantiene una aprobación del 65%, nosotros tenemos una intención del voto del 18 por ciento. Esa intención se puede convertir en 40 % solo por toda la gente que no va a votar y porque los otros partidos están peor. Pero no nos hagamos ilusiones: Aunque Morena vaya a ganar en 2021 por la crisis general del sistema de partidos, eso no quiere decir que se esté sembrando profundamente en la sociedad esa voluntad de cambio y las herramientas para hacerla posibles”.

Se evitó la atomización del voto; solo habrá un partido más

Sorpresas que da la vida. Apenas en la anterior colaboración comentamos que la comisión de prerrogativas y partidos políticos del INE había hecho pasar la aduana para formar nuevos partidos políticos nacionales sólo a México Libre, de los Calderón-Zavala, y a Encuentro Solidario, de la ultraderecha, y resulta que solo este último fue aprobado en el Consejo General celebrado el viernes 4 de septiembre.

Aunque vendrán los recursos ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación contra las resoluciones de la comisión y del Consejo General, tramitados por las organizaciones Redes Sociales Progresistas, de la maestra Elba Esther Gordillo (que no llegó siquiera a la instancia definitiva) y de México Nuevo, del expresidente Felipe Calderón y Margarita Zavala, lo cierto es que la anticipada atomización del voto que a muchos nos atemorizaba no se va a dar, al menos en el ámbito federal.

Y eso puede ser una mala noticia para Morena, o para el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien por cierto mostró qué tan importante es para él la figura de su némesis Felipe Calderón, aquél que con ayuda de Vicente Fox le arrebató con trampas el triunfo en 2006. Su evidente (y publicitado) gozo al conocer la noticia de que no le habían dado el registro a México Nuevo fue una muestra más de que o ya cambiaron las formas políticas o que está muy lejos de ser un estadista.

La cuestión es que, mientras en el caso del partido calderonista se argumentó que 5 por ciento de los recursos usados para la organización de sus asambleas no tuvieron un origen claro, en el caso del PES poco valió la intromisión de representantes religiosos que abiertamente operaron para el cumplimiento de los requisitos exigidos por la autoridad electoral.

Lo cierto es que a Morena le hubiera convenido tener a México Nuevo en las boletas electorales porque aparentemente habría servido para debilitar la votación del Partido Acción Nacional (PAN), que representa a la principal corriente opositora. El PES, pese a representar a la ultraderecha, difícilmente podrá atraer a la derecha democrática, aunque es cierto que puede ser depositario de candidaturas morenistas que por diversas razones (cuota de género, por ejemplo), no puedan ir bajo el sello del partido en el poder.

A nivel federal habrá solo 8 partidos, cuando muchos temíamos que fueran entre 12 y 14. El PES no podrá hacer alianzas, tendrá que ir solo, como en el caso de Veracruz pasará con Podemos, Unidad Ciudadana, Todos por Veracruz, y Bienestar y Justicia Social.

Los Pozos morenistas, en capilla

Al que obra mal se le pudre el tamal, es la frase popular que parece quedarle al dedillo al diputado petista José Manuel Pozos Castro y a su hijo, el subsecretario José Manuel Pozos Ramírez, luego de que fueron denunciados ante la Fiscalía General del Estado por el delito de fraude cometido con la venta de lotes del predio El Milagro, en el municipio de Medellín de Bravo, según ha publicado el diario Notiver.

Para colmo, a Pozos Ramírez también lo andan balconeando por no cumplir con su obligación de dar alimentos a dos hijas suyas en Tuxpan, lo que debe estarle quitándole atención a sus tareas como subsecretario en la Sefiplan.

Según relatan algunos medios, este fin de semana en redes sociales, una de sus hijas de nombre Ivanna lanzó un grito desesperado de auxilio a la sociedad tuxpeña, donde exigió lo que por derecho le corresponde pero que ante el cobijo del poder le ha sido negado por Pozos Ramírez, dejándola en una situación de vulnerabilidad y riesgo.

Colectivos de mujeres y abogados de la zona norte del estado ya buscan contactar a la joven para brindarle la ayuda psicológica, económica y legal que necesita ante el abandono de su padre.

En un mensaje en Facebook, Ivanna escribe: “Soy su hija la mayor de 19 años y mi hermana de 16 años, jamás se ha hecho responsable nunca ha pagado nisiquiera (sic) un ciclo escolar entero de cada una”. Y las acusaciones por el estilo siguen en su texto.

Lo más grave para ambos, sin embargo, proviene de la venta fraudulenta de lotes en Medellín de Bravo, donde cinco compradores ya interpusieron su demanda ante la Fiscalía (carpeta 925/2020) porque ni les entregan los terrenos ni les regresan los recursos entregados por concepto de enganche que ya entregaron.

“Los agraviados temen que, por tratarse de un diputado de Morena, la Fiscalía pueda protegerlo y acaben por no recuperar ni lo que pagaron de enganche por esos lotes que, según detectan, podrían no entregarse nunca a los compradores”, señala la nota de Notiver.

Frases sin disfraces

“No hay ninguna duda de que vamos a ganar en 2021, la pregunta es cómo y con quién. Vamos a ganar en una lógica de facciones, repartiendo cuotas entre grupos para mantener la paz interna y que se le respete a cada quien su cuota, o la vamos a ganar haciendo una política diferente con gente decente al frente. Creo que esa es la disyuntiva”. Gibrán Ramírez, aspirante a dirigente nacional de Morena.

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