Lupita Jones

Carlos Elizondo Mayer-Serra

Recuerdo con emoción cuando Lupita Jones ganó el certamen Miss Universo en 1991. La primera mexicana en lograrlo. Hijo de mi época, no consideraba el concurso denigrante para la mujer, como lo veo ahora. El Presidente presumió su victoria como una muestra de las virtudes del cambio, el suyo, el de Carlos Salinas.

Yo votaría por Lupita Jones si viviera en Baja California, aunque no la conozco. Las alternativas de los otros partidos me parecen lamentables.

Pero recurrir a ella es el resultado del fracaso del PAN. Tras haber gobernado Baja California por 30 años, dejaron tal estela de corrupción después de su último gobernador que, para las elecciones de junio, no encontraron a un militante que pueda ganar la gubernatura. Por eso quieren a Lupita, quien no es un Cuauhtémoc Blanco. Ha construido una carrera como empresaria, escritora y promotora de la cultura.

Lupita Jones no es la única celebridad que los partidos políticos buscan como fórmula para ganar más votos. Para las elecciones federales y estatales del próximo junio, Morena ha reclutado a Gabriela Goldsmith (actriz), a Marco Flores (cantante), a José Luis Sánchez (comentarista de futbol) y a Paul Ernesto Velázquez (palero habitual en las mañaneras). El PRI a Fernando Lozano (conductor), a Patricio Zambrano (celebridad), a Flor Véliz (modelo), a Raúl Alcalá (ex ciclista) y a Arturo Carmona (actor). El PAN a Rommel Pacheco (clavadista); las Redes Sociales Progresistas, a Alfredo Adame (actor), a Blue Demon Jr. (luchador), a Héctor Hernández (cantante), a “Carístico” (luchador) y a Malillany Marín (actriz). El PES a Adolfo Bautista (ex futbolista), a Francisco J. Cruz (ex futbolista), a Vicente Fernández Jr. (cantante); MC, a Adolfo Ríos (ex futbolista) y Paquita la del Barrio (cantante); y el PVEM a Sugey Ábrego (actriz).

La lista seguirá creciendo mientras llegamos al plazo final para el registro de candidatos. El desprestigio de la clase política no es monopolio de un partido. Los tres que compiten por primera vez en esta elección (aunque dos lo hacen con otro nombre) están particularmente urgidos de gente conocida, porque a ellos nadie los conoce.

Nuestras reglas electorales, que hacen muy cortas las campañas, la fragmentación de la información con la proliferación de las redes sociales, y la propia pandemia hacen muy difícil construir candidatos sin visibilidad pública previa. Es más fácil montarse sobre una persona conocida que dar a conocer a un político decente y competente.

Reclutar personajes del deporte o del espectáculo o hacer encuestas para seleccionar al político cuyo nombre resuena más puede funcionar para ganar una elección. Ahí está el triunfo de Cuauhtémoc Blanco a la gubernatura de Morelos, incluso a pesar de su pésima gestión como alcalde de Cuernavaca.

Estos personajes no suelen funcionar como esperan los ciudadanos que votan por ellos. Gobernar parece fácil desde afuera, pero es sumamente complicado, y más cuando no se conoce la materia y se ha vivido en la frivolidad.

En esta elección, el caso extremo de candidato conocido pero impresentable es Félix Salgado Macedonio, de Morena, quien carga con presuntas violaciones, entre otras chuladas. Es popular, pero por sus excesos y abusos.

Cuando estos candidatos ganan, abonan al desprestigio de los políticos y llevan a un nuevo ciclo de búsqueda de personajes famosos o de políticos con alto nivel de reconocimiento para tratar de sumar votos y ganar la elección. Un perverso círculo difícil de romper.

Tenemos que repensar nuestras reglas de campañas. ¿Cómo permitir al elector conocer a sus políticos por su real desempeño público y sus atributos como persona? No es fácil. Navegamos contra la corriente en este mundo donde un video chistoso permite la fama y una parte del electorado sólo ve y lee lo que le refuerza sus prejuicios.

!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube