Echando culpas

LA TRAGEDIA en la que murieron 55 centroamericanos en Chiapas está revelando una red de complicidades y corrupción de esas que supuestamente ya no existen en los tiempos de la 4T.

QUE Andrés Manuel López Obrador quiera culpar al gobierno de Estados Unidos por su lentitud para invertir recursos en Centroamérica, una estrategia con la que -según él- se frenaría la migración, muestra la desesperación de quien se quedó sin culpables a quienes señalar.

EL PRESIDENTE no puede echarle la culpa al neoliberalismo por ser un fenómeno internacional, y no quiere señalar al gobierno chiapaneco del morenista Rutilio Escandón y menos aún a la Guardia Nacional o al Instituto Nacional de Migración, en donde despacha un hombre de todas sus confianzas, Francisco Garduño, por haber permitido que el tráiler accidentado -que es apenas un botón de muestra de muchos más- ingresara ilegalmente a territorio nacional sin que “nadie” lo detectara.

LO QUE el accidente deja claro es que en la frontera sur el tráfico de indocumentados es un jugoso negocio del crimen organizado al que -en el mejor de los casos- ni las autoridades estatales ni las federales están atacando. Y en el que, en el peor escenario, ambas están metidas hasta el cuello. Se lee en templo mayor de Reforma.

!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube