** Paralaje .
/ Liébano Sáenz /
La definición fundamental para votar en el 2024 no viene de la oposición, sino del gobierno, del presidente mismo. No deja de ser una paradoja. El presidente inició su mandato con mayoría calificada en la Cámara de Diputados y con una robusta mayoría en el Senado. Dejó pasar el tiempo con la idea de que le quedaba mucho y pensando que el periodo que venía le habría de favorecer. Todos los presidentes desde que hay elecciones competidas, han visto disminuir su presencia legislativa en los comicios intermedios, AMLO no fue la excepción, en el 2021 perdió dramáticamente lo que tenía.
El presidente entendió muy tarde su anhelo de modificar de manera sustantiva al país. La agenda legislativa en la segunda mitad del gobierno ha sido muy accidentada porque aviesamente ha intentado introducir cambios de gran calado a través de la legislación ordinaria. AMLO ha fracasado en su intención y ahora anuncia cambios de régimen político con iniciativas que enviará al nuevo Congreso a un mes de que concluya su gobierno: el plan A de la reforma política, la militarización plena de la seguridad pública y un cambio radical al Poder Judicial estarán a consideración de la nueva legislatura.
El común denominador de estas iniciativas es la involución democrática. A contrapelo de los avances alcanzados en las últimas décadas, el órgano electoral se politizaría con la elección directa de sus autoridades con el consecuente deterioro de su independencia y autonomía, como sucedería también con la Corte y el Poder Judicial. La pluralidad en la integración de las Cámaras se vería severamente afectada y la militarización iría en sentido contrario de la civilidad democrática y en deterioro de la elevada misión de las fuerzas armadas.
Las campañas no han iniciado, pero ya hay dos contendientes. Una de estas será presidenta. Es natural que la atención se centre en ellas, sin embargo, por lo que verdaderamente está en juego, la elección va mucho más allá de ambas figuras.
Las candidatas ya se han pronunciado sobre las iniciativas que anticipa el presidente, las posturas entre ellas son antagónicas. Así que más allá de sus nombres y sus siglas, lo que estará a consideración del voto será la existencia de la democracia. El voto sí cuenta, ejerzámoslo.
